Brucculino |

C/ Trafalgar, 17. Madrid. Tlfno: 91 445 85 39

Descripción general

Este restaurante está al lado de la Plaza de Olavide, y aunque la zona es muy mala para aparcar, justo en esa calle hay un túnel para atravesar la Plaza, donde se encuentra el Parking de Olavide. Si vais en coche, creemos que os puede merecer la pena ir directamente al parking, porque las calles que rondan por ahí son bastante incómodas para aparcar.

El restaurante está decorado entero típicamente como un italiano-americano, con manteles de cuadros rojos, las paredes llenas de cuadros de actores y personajes famosos, y tienen televisiones pequeñas con la Rai puesta, para que parezca más italiano todavía ;-). La idea es recordar al típico restaurante italiano de Little Italy, en Nueva York.

Al entrar, encontramos directamente la sala del comedor, de hecho algunas mesas dan directamente a la cristalera que tienen pegando a la calle.

Las mesas están cubiertas con un plástico transparente que aísla el mantel, y supongo que así les resulta mucho más cómodo mantenerlo todo limpio. El servicio correcto, aunque nada destacable.

Valoración de la comida

La carta tiene mucha variedad de comida italiana y hamburguesas. Nosotros optamos por la primera opción, salvo uno de los entrantes, que pedimos ensalada César. Aunque estaba bien, tampoco era nada del otro mundo; la salsa estaba rica pero un poco artificial, y simplemente la presentación de la misma denotaba que era de bote.

También pedimos provoletta, que pasaba lo mismo que con la ensalada: estaba rica pero tampoco es un plato muy original, ya que cada vez se encuentra en más restaurantes, y en algunos con más acierto que en éste.

De platos principales, tomamos una pizza con salsa bolognesa. Esto fue lo mejor de la cena: como habíamos visto que todo tenía influencias americanas, pensábamos que sería la típica pizza de masa gorda, pero no, todo lo contrario, tenía una masa súper finita y la salsa bolognesa estaba muy rica.

También pedimos los spaghettis carbonara, que la verdad es que dejaban mucho que desear: no son nada recomendables, cosa difícil en un italiano. La salsa era muy pobre, le faltaba huevo y bacon, y la pasta estaba sosa.